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sábado, 16 de junio de 2012

HAIKUS


HAIKUS


Silvia Beatriz Zurdo



Flores que nacen

para pintar la vida

como arco iris.



Se abre la puerta

si un rayo de sol busca

alguna sombra.



Por un instante

los duendes de la noche

la iluminaron.






Tristeza larga.

Camino de palabras

en el otoño.



Quiso volar.

Se vistió de gorrión

con la primavera.



Tan transparente,

como sus ojos claros,

un vaso de agua.





Porque la flor

hablará con la aurora,

la lluvia volverá.



Se queja el viento

porque ya el mediodía

se desmayó.



Un sueño azul

pasea entre las ramas

de los aromos.






Y el sueño rosa

se escapa entre las nubes

cual mariposa.



Blanca, la luna

se acurruca en la sombra

de los almendros.



La oscuridad

oculta los colores,

nunca la luz.






El ruido ahuyenta

a todas las estrellas

del universo.



Las campanadas

le responden al viento.

Clave secreta.



El aire fresco

anida entre las ramas

de aquellos pinos.






Lluvia de invierno

tranquila pero triste

canción de cuna.



En el silencio

danzan todos los ecos,

amanecer.



Con sol y arena

bailan todas las olas

en la playa.






Tan cristalino

el lago en un espejo,

verde esperanza.



La nube blanca

interroga a la luna.

Misterio eterno.



Canta la lluvia

sobre el techo de chapa

sin apurarse.






Lluvia tranquila,

por fin ya riega el trigo.

Llanto divino.



Un nubarrón

desconcierta los planes

de aquellas aves.



Viento rebelde,

cual látigo de polvo,

en remolino.






El arco iris:

un sendero perfecto

para los ángeles.




Lento el sol

sobre las ramas secas,

de la mañana.



La primavera

traerá con cada trino

rayos de luz.






Es primavera ,

las flores nacerán

hechas canción.



En la tiniebla

los colores se ocultan

para dormir.



Bajo la luna

sueñan todas las flores

con ser estrellas.






Rayo de sol,

errante y vagabundo,

pasa de largo.



En la vereda ,

remolino dorado ,

mil hojas secas.



Esta montaña

guarda todos los ecos

entre las piedras.






Con fantasía,

las palabras caminan

por el desierto.



Noche estival.

El silencio hechicero

sale a pasear.






Aquella nube

oculta sin cautela

la luz del sol



La mariposa

se refugia veloz

en el rosal.



Con el otoño

rejuvenece el tiempo

de la ilusión.






Más de cien rosas

ayer, se marchitaron,

sobre la nieve.



En primavera,

las golondrinas vuelven

una vez más.



Una sirena

canta en la oscuridad

del mar azul.






Baila la luna

con las olas del mar,

sobre la arena.



Por la cascada

la frescura del agua

se adormeció.



Van de la mano

este viento salado

y la mañana.






Cuando hay neblina,

se aquietan los colores

y van descalzos.



Revoloteaban

miles de luciérnagas

en mi balcón.



Estos álamos

vigilan nuestra chacra

siempre que hay viento.






Una manzana

ha perdido su aroma

a fruta fresca.



Alfombra mágica,

las hojas del otoño

en la vereda.



Busca el verano

un río caudaloso

para su sed.






En la maceta

un helecho aburrido

se marchitó.




Un grillo da

a las estrellas blancas

su serenata.



Trajo el invierno

un reino blanco y quieto

para soñar.






Cada mañana

se escapa de la jaula

con un bostezo.



Te daré algo.

varios rayos de sol

para tu pelo.



El viento pasa

llevando los recuerdos

a una prisión.






En el invierno

se adormecen las ganas

de descubrir.



La nube blanca

interroga a la luna.

Misterio eterno.



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